Recientemente pasé por una situación que me recordó la importancia de dejar atrás el pasado. Últimamente, he estado tan concentrada en contratar suficientes personas para mi compañía que esto ha absorbido toda mi atención. Decidí tomarme un tiempo libre y, curiosamente, cuando regresé a trabajar, la mayor parte de lo que estaba trabajando había continuado sin problemas. La excepción fue las contrataciones.
Una de nuestras personas clave pidió permiso por maternidad y muchos de sus roles eran muy complejos, por lo que fue un mes desafiante. No estaba contenta a mi regreso porque esto nos retrasó un mes en nuestro calendario de contratación. No podemos permitirnos perder terreno porque algunos de nuestros equipos están muy apretados con la cantidad de trabajo que tenemos que hacer en estos días, por lo que necesitábamos expandir nuestros equipos.
En cuanto hice eso, toda mi perspectiva cambió. La ayudé a recopilar estadísticas y empezamos a trabajar juntas en nuestro trabajo pendiente todos los días. Como resultado, las cosas han mejorado y estamos haciendo que el proceso de contratación avance mucho más rápido que en el pasado. También comencé a sentirme mejor con el proceso y la situación de la compañía. Aún no hemos terminado de resolver nuestro rezago, pero definitivamente vamos en buen camino.
El pasado puede dejarnos estancados, no permitiéndonos avanzar, pero no estamos atados a él, aunque a menudo así se sienta. A veces no nos damos cuenta de lo que está sucediendo y seguimos avanzando como si aún estuviéramos en el pasado. La clave es ser consciente de uno mismo, mantener una perspectiva nueva y seguir avanzando.
Me sorprende cuánto tiempo me tomó darme cuenta de lo que estaba haciendo esta vez porque he estado practicando dejar ir el pasado durante mucho tiempo. Pero entra de forma sigilosa y, a veces, no nos damos cuenta. Cuanto más presentes estemos, más capaces seremos y más felices nos sentiremos.